martes, 8 de junio de 2010

La Comunidad de Jerusalén

La primera comunidad cristiana surge en la tierra en la que el Maestro había
desarrollado fundamentalmente su actividad mesiánica y más concretamente en la ciudad en que había muerto y resucitado. (...) Encontramos, pues, en Jerusalén una comunidad compuesta fundamentalmente por judíos conversos (…): una comunidad de mentalidad cerrada (…) por cuanto pensaba que la salvación afectaba en exclusividad a los judíos como pueblo escogido de Dios (cf Hch 11, 1-3.18). (...) Sin embargo, se debatía en la duda de si tenía que romper con todo el universo religioso judío si quería ser fiel a Cristo, o si, por el contrario, había que entrar en el cristianismo pasando necesariamente a través de los ritos y prácticas judías. Una comunidad que, a pesar de la afirmación de Cristo sobre su persona como el verdadero y definitivo Templo de la Nueva Alianza (cf Jn 2,19-22), sigue dando una importancia grande al Templo de Jerusalén (...) (cf Hch 2,46; 3, 1-3,4, 1-2; 5, 12). Una comunidad congregada alrededor de los doce, presididos por el apóstol Pedro, constituido por Cristo en piedra del edificio eclesial (…) (cf Lc 22,32). Se caracteriza, además, la Iglesia de Jerusalén, por una decidida y hasta idealizada comunicación de bienes, de forma que los creyentes "vivían unidos y tenían todo en común; vendían sus posesiones y sus bienes, y repartían el precio entre todos, según la necesidad decada uno" (Hch 2,44-45). Precisamente por eso, eran muy bien vistos, y gozaban de gran simpatía en medio del pueblo (cf Hch 2,47; 4,33).

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